La palabra “Queso” procede del latín caseus (de origen desconocido, quizás relacionada con la raíz indoeuropea *kṷath2, ‘hervir, burbujear’); más tarde, entre los legionarios romanos se hizo famoso el término formaticum (que significa moldeado), y la frase caseus formatus llegó a significar queso moldeado; y así al queso, en Francia se le diga fromage, en Italia formaggio o en Cataluña formatge.

La clasificación del queso ha evolucionado en las últimas décadas mucho, por lo que existen diferentes criterios y formas de ordenarlos.  En el pasado, tal como se ha visto en algunos documentos, los quesos se clasificaban de la siguiente forma: cuajadas, quesadas y quesadillas; queso fresco; queso asadero o queso curado y, en algunas ocasiones, también ahumado.   

 

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